poemas graciosos
Poemas graciosos
En el jardín de mi abuela,
un sapo se puso a cantar,
pero en lugar de una canción,
se puso a croar y croar.
Un elefante en bicicleta,
iba por la ciudad,
todos se quedaban mirando,
sin poderlo creer de verdad.
Un perro muy parlanchín,
se puso a hablar sin parar,
contaba chistes y anécdotas,
haciendo a todos reír sin parar.
Un gato muy presumido,
se miraba en el espejo,
se peinaba y se maquillaba,
para lucir siempre perfecto.
Un pato muy torpe,
se tropezó con una piedra,
se cayó de pico al suelo,
y todos se rieron a carcajadas enteras.
Subir
Deja una respuesta